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El otro día recibí este mail de una alumna:

«Sigo mi camino con el Asthanga, y estoy en un momento que me siento muy perdida.
Siento que necesito un maestr@ que me guíe, al que acudir si tengo dudas, me siento muy sola en ese sentido.
Podrías , después de esta chapa, orientarme un poquito?”

Este mail me llegó hace unos días y me ha parecido relevante compartir una reflexión sobre qué se espera del Maestrx y qué le contesto a esta persona.

Obviamente, es más fácil y me resultará en más beneficio económico convencerla o decirle: Aquí tienes un lugar.

Si me llevas leyendo, o siendo alumna desde hace tiempo ya conoces de sobra que eso no está alineado con mi forma de enseñar, sino que mi línea es más la de provocar estas mentes que me leéis.
“Este es el secreto del arte de ayudar a los demás. Todo aquel que no se halla en posesión de él, se engaña cuando se propone ayudar a los otros. Para ayudar a otro de manera efectiva, yo debo entender más que él; pero, ante todo, sin duda debo entender lo que él entiende. Si no sé eso, mi mayor entendimiento no será de ninguna ayuda para él. Si, de todos modos, estoy dispuesto a empenacharme con mi mayor entendimiento, es porque soy un vano o un orgulloso, de forma que, en el fondo, en lugar de beneficiarle a él, lo que deseo es que me admiren. Porque ser maestro no significa simplemente afirmar que una cosa es así… No, ser maestro en el sentido justo es ser aprendizLa instrucción empieza cuando tú, el maestro, aprendes del aprendiz, te pones en su lugar de modo que puedas entender lo que él entiende y de la forma que él lo entiende”  Sören Kierkegaard, Mi punto de vista

¿Cómo se encuentra una maestra o maestro?
Valdría, quizás también, esta misma pregunta trasladada a ¿cómo encuentro a la pareja con quien quiero compartir mi vida -o este momento vital-?

Lejos de contarte lo que dicen algunas escuelas o repetir como opinión heredada lo que otros interpretan de textos sagrados, cosas como que hay que tener un maestro y sólo uno, o cuáles deberían ser las cualidades de una maestra etc;  te voy a contar otra cosa.

Obsérvate. Observa qué cualidades en ti te gustan especialmente o te gustaría desarrollar.

Y ahora, piensa, visualiza ¿con quién sucede eso?
Es decir, con qué personas te enamoras más de ti al estar con ellas. Sacas lo mejor y más brillante en ti. Te sientes respetadx en los momentos en los que tus sombras superan a tu luz y no hay sensación de que tu presencia es inadecuada.

En el caso del maestro lo veo parecido.
Elegir desde el lugar sano y fácil, de ir al lugar que no te robe paz, y con quien saque lo mejor de ti y te permita ser tú.

Te dejo estas palabras de Platón, en el que en su diálogo Teeteto, pone en boca de su maestro, Sócrates, que encuentro pertinentes para el tema del Maestro, y que he extraído de un texto de Mónica Cavallé (LA FILOSOFÍA, MAESTRA DE VIDA).

“Mi arte mayéutica tiene seguramente el mismo alcance que el de las comadronas, aunque […] tiende a provocar el parto en las almas y no en los cuerpos. […] la acusación que me han hecho con frecuencia —de que es la falta de sabiduría la que me hace preguntar a otros, sin afirmar nada positivamente por mí mismo—, resulta verdadera. Mas la causa indudable es ésta: la divinidad me obliga a este menester con mi prójimo, pero a mí me impide engendrar. Yo mismo, pues, no soy sabio en nada, ni está en mi poder o en el de mi alma hacer descubrimiento alguno. Los que se acercan hasta mí semejan de primera intención que son unos completos ignorantes, aunque luego todos ellos, una vez que nuestro trato es más asiduo, y que, por consiguiente, la divinidad les es más favorable, progresan con maravillosa facilidad, tanto a su vista como a la de los demás. Resulta evidente, sin embargo, que nada han aprendido de mí y que, por el contrario, encuentran y alumbran en sí mismos esos numerosos y hermosos pensamientos”.

 

Es tan sencillo cuando encuentras esa persona. Debe ser sencillo.
Eso no significa que no surjan retos y conflictos, en cualquier vínculo los hay; en la pareja, amistad, laboral y no menos en el de un maestro/discípulo.

Esos retos y conflictos surgen y deben surgir porque significará que tenemos discrepancias, criterio propio, mirada crítica.

Sin embargo, es sencillo, porque eso no te aleja del vínculo sino que te acerca, lo endulza, lo alimenta y lo hace florecer.

Con lo que siempre te diré quédate donde Florezcas no donde tengas que matar una parte de ti, porque nadie tiene nada que enseñarte sino como diría Sócrates: Sólo tienes que recordar quién eres, encontrando y alumbrando todo lo que eres.

Con amor y un abrazo enorme.

N.

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