Cada canción es un momento,

cada instrumento un sentimiento,

las letras son los pensamientos.

 

La melodía penetra por tu oído,

hasta clavarse en la sensibilidad de tu intelecto.

 

Tu cuerpo se permite estremecerse,

empapada hasta los lugares más recónditos,

te sientes erótica.

 

La razón coincide con el cuerpo,

mientras el deseo se aúna a la voluntad.

 

Los tonos agudos erizan tu piel,

los tonos graves la acarician.

 

Comienzas a elevarte acercándote a las estrellas,

lo que ansías es tocarlas con todos tus suaves dedos.

 

Conoces ese camino,

el camino del placer,

de la complacencia,

de la belleza.

 

La belleza no posee altura,

concede una libertad ilimitada.

 

Tu llegada al éxtasis se acerca,

no trates de acelerarlo,

concéntrate en saborearlo.

 

La culminación irradia en tu ser,

tiene nombre de mujer:

Música.

Lo prometí (M)

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