Conversación entre dos amigas: Libertad y Amistad.
Libertad expresa dolor en su cara, lágrimas infinitas junto con sollozos desgarradores que erizan la piel al escucharlos, en ese instante, entonces ruega empatía.
Entonces – dice Amistad – me exiges una condición que nunca ofreces.
No es el momento más adecuado y al mismo tiempo es el idóneo, no lo es por el daño que te está suponiendo, pero lo es porque gracias a ese dolor comprenderás lo que tú haces a otras personas, sin herirme a mí directamente pero hiriéndote a ti misma. Y acaso ¿cuándo amas a alguien de la condición que sea, madre, hija, hermana, amiga o pareja, no te duele lo que a esa persona le ocurra?
Mentiría si dijera No – responde Libertad – duele y mucho, pero ya sabes que no suelo exigir nada a nadie, es de la primera y pocas veces que lo hago…
Al fin ha llegado el momento en el que sí requieres de una comprensión absoluta, de eso llamado Empatizar, y me estás rogando que no cometa un acto que tú no harías, y que te supone un dolor innecesario – añade Amistad
Eso es lo que más me duele, creí que lo harías por ti misma, no pensé que fuera necesario mostrarte mi opinión o que vieras el nivel de sufrimiento al que me sometes con tu decisión – dice Libertad
Para empezar, tú no eres yo, somos individuos distintos, con pensamientos y reflexiones independientes, para continuar yo nunca, nunca, nunca reitero, te haría daño, porque eres esencial en mi vida – continua Amistad – pero eso no quita que yo vaya a decir las palabras que te gustaría escuchar. Eres una persona con una empatía nula, y en esta ocasión me exiges una empatía que logro entender tras tu argumentación, yo no era consciente del daño que te producía, pero me sorprende tu nivel de exigencia, cuando tú no eres empática nunca.
Si yo dejo de cometer el acto que te produciría el sufrimiento es por ti, no es por mí, a mí directamente no me afecta ni hay consecuencias sobre ello. Eso es lo que quiero que entiendas.
Comprendo – contesta Libertad – entiendo que soy una egoísta en algunos aspectos de mi vida, y que deseo cambiarlo, de hecho lo hago poco a poco. Parece mentira que tengan que darse situaciones así para que sea consciente del alcance de mis acciones.
Ya sabes Libertad, Acción – Reacción – Repercusión, no se trata sólo de tí, se trata de todos los que te amamos, nos haces daños con tus decisiones y tragamos, pero de ahí a que me exijas cuando tú no tomas tu propia medicina, eso es irracional.
Y como se, que eres un ser completamente racional, deseo que reflexiones sobre el asunto, deseo que profundices en los términos y deseo que me digas lo que opinas.
(Libertad se toma unos minutos para pensar sobre el conjunto de ideas que alberga su mente)
Decir que no estoy decepcionada, sería obviar la realidad que me acontece, lo curioso es que se trata de una decepción recíproca, de mí hacia tí, y de mí hacia mí misma. La primera, como ya te he explicado, me ha sorprendido que fueras capaz de considerar la opción de ir a ese lugar por una cuestión social, pero poco puedo decir más ya que tu reacción ha sido de comprensión, ya que por mí decides que tal vez no sea la mejor opción.
En cambio, me siento decepcionada sobre mí misma, por el daño cometido sin consideración alguna. Aunque es cierto, que mis decisiones personales que no afectan directamente más que a mí misma deben ser libres, pero tal vez la amistad sí que conlleve unas condiciones que no tienen porque confrontarse a la libertad, pues se asumen libremente – reflexiona Libertad
Esto es un paso hacia adelante – le mira Amistad tiernamente – siento el dolor porque me duele haberte herido, pero al menos ambas hemos crecido.
Lo vital es que Libertad y Amistad vayan unidas durante todo el camino
Una amistad sin libertad no la quiero, pero tampoco deseo gozar de libertad ilimitada sacrificando así tu amistad