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A veces no necesitas empezar hábitos saludables, simplemente tienes que parar los dañinos.

Probablemente, esperas algo del estilo “quiérete, afronta tus complejos, o una dieta equilibrada” que también es importante. Sin embargo, el tema del artículo es de los que prefieren ser evitados así no hemos de enfrentarnos a ellos.

¡FUMAR! Uff…

Tanto si eres un fumador empedernido o un fumador casual, esto te concierne.

Tanto si quieres dejar de fumar como si no, esto te concierne.

Tanto si crees que “sólo eres un fumador social” o “no puedes admitir que eres un fumador aunque fumes de vez en cuando”, esto es para ti.

Probable y desafortunadamente, no dejarás de fumar tras leer este artículo, pero siendo optimistas tal vez te haga considerar o reflexionar sobre ello.

Quisiera compartir una historia real:

«Mi pareja, su nombre es Joseph, lleva fumando alrededor de veinte años entre 30-40 cigarros al día. Lo que básicamente se llama fumador empedernido o crónico.

Cuando lo conocí, le dije: Yo no soy fumadora. Rotundamente no. Sólo fumo cuando me socializo, una o dos veces a la semana, depende de lo que me apetezca».

Parte de la frase anterior ya es falsa, involuntariamente estoy mintiendo, no sólo a él pero también a mí misma. Es indiferente si fumas ocasionalmente o cien al día, realmente, en ambos casos eres adicto y dependiente de la nicotina. Estas observaciones pueden parecer obvias pero te aseguro que muchos de los fumadores casuales no confesarían o les costaría bastante confesar que de hecho son fumadores, y que tienen dependencia a la nicotina.

Continuemos con la historia.

«La madre de Joseph, que también es fumadora, quería dejar de fumar desde hace mucho tiempo así que buscó qué manera podría ayudarla hasta que encontró lo que creyó que funcionaría. Un libro: The Easy way to Stop Smoking – en español el libro se llama Cómo dejar de fumar, a pesar de que la traducción sería: La forma fácil de dejar de fumar.

Su madre le compró el libro en hebreo a Joseph también, sin expectativas pero siempre con esperanza.

Honestamente, yo no creía que Joseph dejaría el tabaco porque le había oído decir varias veces: Quiero querer dejar de fumar. Mi problema es que verdaderamente no quiero, me gusta.

Mientras yo estaba en España dando talleres de yoga, él fue a África por motivos de trabajo. Un detalle gracioso es que, cuando lo conocí no leía en absoluto y me sorprendió gratamente cuando leyó en tan sólo un día uno de mis libros –¿La Injusticia de la Justicia?– durante uno de los previos viajes. Así, que está vez hizo lo mismo. Se llevó el libro Cómo dejar de Fumar y en menos de una semana ya lo había leído.

Al mismo tiempo que iba leyendo el libro, Joseph se emocionaba y compartía conocimientos y pensamientos conmigo. -Llego a la mitad del cigarro y lo tiro porque me da asco- me decía».

Es cierto, que yo no me creía que él pararía de fumar. Por supuesto, esto no se lo mencioné. Si tenía algo de esperanza no sería hábil por mi parte desmotivarlo en su nuevo propósito.

Tras un par de días, me envió este video que habla por sí solo:

Cuando escribí el artículo habían pasado 21 días, el número de días (aproximados) que necesita tu cuerpo para limpiarse de la nicotina completamente. En otras palabras, tras 21 días tú ya no eres adicto a la nicotina. Esa es la parte fácil, desgraciadamente. No hay dependencia física o dolor, es algo peor: un vacío interior, un sentimiento de vacío.

«Mira lo que te digo -dice Joseph- No me gusta fumar, no sabe bien, hace que mi ropa huela fatal, my piel y mis dedos se vuelvan amarillentos, mis dientes también y en algunos casos se vuelven negros, y siento como un picor constante en mi garganta. Me he dado cuenta de que no lo disfruto. Es todo una ilusión. No hay nada divertido o placentero en el acto de fumar.

Él continua diciendo: Ahora entiendo, comprendo y quiero enfrentarlo, la parte más dura es deshacerse del lavado de cerebro. Cosas como que la cerveza sabe mejor con el cigarrito, o el mejor cigarro es el del primer momento del día con el café, lo cual definimos como hábito.

La cuestión es que de acuerdo con la filosofía que defiende el libro, fumar no es un hábito es una adicción y punto. Hábitos y addiciones no son lo mismo. Es una lavada de cerebro. Por lo tanto, el crónico, el casual, el que no admite que fuma, son todos lo mismo; personas adictas a una sustancia que los provee de Nada. Nada a parte de perjuicios y más probabilidad de morir sufriendo».

No me necesitas a mí ni a nadie para que te recuerden cuáles son los inconveniente de fumar, tú ya los conoces, cómo también sabes la cantidad de dinero que tiras, o que basado en estudios una persona no fumadora es más feliz, no obstante ¿por qué no te haces un favor y te preguntas honestamente si dominas tu mente o te domina ella a ti?

Soy la primera que me digo a mí misma: ¡Eh, tú! fumadora casual, déjate de chorradas y confronta los hechos, ¡eres una adicta!

Así como Joseph, me comprometo a que mi cuerpo descanse finalmente de la nicotina, a liberar mi mente de la adicción y lavado de cerebro, a no arriesgar mi salud y a continuar queriéndome, esperemos, que siempre. Así que he decidido: No me rindo ante ti Nicotina.

Espero que de algún modo esta historia te inspire a reflexionar o si no a dejar de fumar (que tal vez sí) al menos a dejar algún hábito no deseable o adicción.

Con Amor y Esperanza,

 

 

Nita.

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