Todo blanco muestra la pureza que tenemos escondida.
Desde la ventana de mi habitación puedo observar una blancura que hace vibrar. Está todo cubierto de un blanco celestial y apoteósico. Es lo que se denomina vulgarmente como nieve.
En esta época del año se suele soñar con que el lugar donde residimos esté completamente adornado por ello, transmitiendo un ambiente perfecto para la denominada Navidad.
Y ¿qué es la navidad más que un invento humano repleto de hipocresía y consumismo? Nada más.
Consumismo: Tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.
Hipocresía: Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.
La navidad se basa ante todo en la religión, y es celebrada el día 25 de diciembre por la iglesia Católica, Anglicana, algunas otras iglesias protestantes y la Iglesia Ortodoxa Rumana; la religión es completamente innecesaria y perjudicial, pero de eso ya hablé en mi anterior Post.
La gente se hipoteca para poder llenar la casa de regalos, poder hacer sonreír a los niños con materialismo, para aparentar que aún no pudiendo permitírselo, sí pueden.
Eso forma parte de esa compartida hipocresía, pero todavía hay más.
La hipocresía forma parte de las típicas reuniones familiares, donde se intercambian sonrisas forzadas, conversaciones vanales o regalos no deseados.No puedo negar que muchas otras personas, familias, amigos, se reúnan para celebrar que se quieren y siguen unidos, pero lo triste es que detrás de eso hay algo que llaman Navidad.
Entonces, sino hubiese Navidad ¿No nos reuniríamos ? ¿Ya no nos querríamos?
Cuando deseas compartir momentos con una o varias personas al mismo tiempo ¿por qué no simplemente lo haces? ¿Por qué no se esfuerzan todas las partes por hacerlo con una mayor regularidad?
Algunos contestarán, ya pero es cuando coinciden las vacaciones de todos, sí y también cuando las empresas aprovechan para que todos los tontitos cojamos el avión, coche o tren, nos dejemos una gran cantidad de algo llamado Dinero (necesario desgraciadamente en nuestra vida) y nos dejemos el sueldo en compras desorbitadas de comida.
Si hay que celebrar algo, entonces me decanto por la Gravidad. Celebro la existencia de leyes físicas comprensibles.
El 25 de diciembre nació Isaac Newton, el descubridor de la Ley de la Gravedad. Y no celebro su nacimiento, sino el hecho de que esa persona encontrase la explicación al funcionamiento de la Gravedad,.
Un descubrimiento tan importante para el ser humano y al cual ni siquiera hacemos homenaje.
“Es propio del filósofo poder especular sobre todas las cosas” Aristóteles
PD: Gracias Stallman por tu aportación a la humanidad =)
Todo esto es tan real que tristemente más de un@ empezaría a leerlo y lo dejaría por la mitad.
Antiguamente, las gentes cristinas celebraban en estas fechas el supuesto nacimiento de Jesús (digo supuesto porque los Evangelios nunca han sido comprobados científicamente y cada religión tiene su propia historia y matices). Lo hacían en familia, en honor a la concepción ideológica que existía de que los miembros debían reunirse y permanecer unidos, algo parecido al matrimonio. Esto se ha ido manteniendo a lo largo del tiempo y hasta nuestros días, de ahí las míticas y para algun@s desbordantes, reuniones familiares. Nos empeñamos en querer más y convertirnos en mejores personas, quizás porque nos sentimos sucios por todo lo malo que hacemos durante el año y esperamos que la última semana sagrada lo borre todo; y vuelta a empezar. Y me pregunto, ¿Por qué hacemos los mejores regalos en épocas señaladas? ¿Por qué parece que nos queremos más ahora que en cualquier época del año? Esta hipocresía ya no sólo se ve resaltada en navidad… sucede lo mismo en cumpleaños, aniversarios, y San Valentín. ¿Por qué nos esforzamos tanto en demostrar a nuestros seres queridos cuánto nos importan, sólo en las fechas clave que marca el calendario? QUERER forma parte de nosotros, de nuestro día a día, nada debería determinar CUÁNDO ni CÓMO tenemos que demostrarlo. De esta forma, irremediablemente hacemos que se materialicen y banalicen aquellos que nos hace ser auténticos, nos une y nos separa: los sentimientos.
Si comprendiéramos esto, la navidad dejaría de ser una fecha señalada donde casi todo sobra y NADA abunda. El espejismo de lo que anhelamos tornaría a convertirse en una única realidad para todos y cada uno de nosotros.