Describir el estado meditativo es un atrevimiento en vano. Es una experiencia, no es una teoría o una filosofía.
Aún así, en un futil esfuerzo cuando me preguntan, a menudo lo describo como un Orgasmo. Suena provocador, no pretendo serlo aquí, sino que soy honesta y cruda, sin filtros de ningún tipo.
Para tener un orgasmo femenino nuestro ser requiere de mucha relajación y calma, nuestro cerebro “se siente” como vacío y en modo pausado. Y es un momento absolutamente presente, como cuando te ríes a carcajadas y te duele la barriga. Pero todo eso, se queda en la mera superficie de lo que es la experiencia meditativa, sin embargo te puede dar una noción del bienestar que alberga.
Leí en el libro del Arte de Vivir que Goenka (uno de los principales maestros de la meditación Vipassana) lo describía de una forma más elocuente que la mía; que lo que observamos dentro, tanto sangre como hueso, sólido, líquido o gaseoso, tanto feo o hermoso, se percibe como una masa de vibración indiferenciable.
Cesando el proceso de dibujar distinciones y asignar etiquetas. Experienciando dentro del marco de nuestros cuerpos la verdad absoluta sobre la materia; la cual está en flujo constante, surgiendo y desapareciendo.
La ecuanimidad no es apatía, o indiferencia negativa, tampoco pasividad. No es la ciega adquisición de apatía de uno que busca escapar de sus problemas de la vida, que intenta esconder su cabeza debajo de la arena. El equilibrio mental real está cimentado en Consciencia Completa, Plena Atención, consciencia en todos los niveles de esta realidad.
La Sagrada indiferencia es ecuanimidad, una cualidad dinámica, una expresión de la pureza mental.
La indiferencia Sagrada está inversamente relacionada al apego, y por ende a la Ecuanimidad.
Dice Goenka, si tienes Sed, bebe Agua.
Ahora, si no encuentras el agua, sonríe y trata de buscar otra vez, de hacerlo de otro modo. Si consigues el agua, disfrútala, bébela, sin apego. Si no consigues el agua, no desistas, sigue buscando.
Lo mismo ocurre con las expectativas, los planes, con el futuro. Está bien y es necesario en muchos casos hacer y tener planes, pero si no salen no pasa nada, inténtalo de otro modo, otra vez. Sin tener ansia, sobre todo ansia de liberación.
Haz del presente algo bueno y entonces el futuro será bueno.
Nuestra naturaleza no es amable o cruel, sino que la naturaleza sólo ayuda a la cualidad de la semilla a que se manifieste.
Plantamos manzanos y queremos almendras. Y comenzamos a llorar, patalear, maldecir, explotar, rezar y esperar a que florezcan los almendros, no funciona. SI has plantado manzanos, tendrás manzanas y jamás comerás una almendra.
¿Cómo realmente podemos funcionar sin Apego? Por ejemplo, ¿cómo los padres cuidarán de sus hijos si no hay apego? ¿Cómo amar a tu pareja sin apego?
Desapego no significa Indiferencia sino Indiferencia Sagrada.
Amas sin aferramiento. No carente de acción ni de reacción, pero acción positiva con una mente equilibrada, dice Goenka.
En otros textos budistas se habla de la reacción y la respuesta. Nuestro cerebro está programado durante milenios para Re-accionar de la forma más rápida posible, reconstruir o de-construir esa reacción es muy difícil y requiere de mucho esfuerzo. Cuando cultivas la presencia, el esfuerzo es menor y la reacción también.
Es cuando aprendes a responder. Tal vez, en algunos casos actúes de la misma manera que ibas a hacer cuando reaccionabas, pero ahora hay una intención previa y un desapego al resultado.
Y así es la única forma de amar, amar incondicionalmente, amar de verdad, o simplemente AMAR sin apellidos.
Se trata de soltar pero no significa dejar de cuidar, de prestar atención y de dar. No, ahora das, te entregas, cuidas, pero ahora lo haces sin espera ni condicionante.
Por lo que la indiferencia sagrada es el resultado del cultivo de la Presencia, y todo esto para decirte que la meditación no tiene Igual.
Nos guste más o menos, la meditación tiene un efecto a nivel físico, energético y espiritual Inigualable.
Así que sí, siéntate en tu silencio, sea cómo sea, siéntate. Para. Ámate de verdad, escucha, observa.
Y verás.
Magia ocurrirá.