A las preguntas que me planteáis, en general intento no dar mi opinión. Sino que podamos encontrar cada una o uno que está leyendo su propia respuesta a través de reflexiones. Hace tiempo que no contesto mails que había pendientes así que en la carta de hoy partiremos desde ahí:
Hola Nita!!
Yo estoy siempre al otro lado, esperando con ganas tus cartas de los lunes. Este nuevo formato en audio me ha gustado mucho y el tema elegido muy interesante también.
¿Crees que a veces es necesario tener que encajar por el bien común? Por ejemplo, que haya armonía en la convivencia de 5 personas o cuando estás de viaje con más personas? ¿Sería renunciar a ti misma si en algún momento no dices tu opinión o prefieres dar tu brazo a torcer o hacer algo que no te apetezca, para que el grupo esté en consonancia?
Un abrazo muy fuerte.
Andrea
Aprovechando que acabo de salir de un retiro de asesores filósofos, un máster de varios años que estoy realizando en la actualidad -como algunxs ya sabéis comienzo a ofrecer el camino de acompañamiento filosófico-, esta pregunta me ha parecido idónea para abordarla en este momento preciso.
Era un encuentro que llevaba esperando desde hace más de un año, y por supuesto algunos de mis patrones tenían que venirse conmigo. Por mencionar alguno, me acompañaron el sentimiento de inferioridad, de sentir que no soy adecuada, soy demasiado intensa, de no estar a la altura y un largo etc.
Que los patrones nos acompañen no es un problema en sí mismo, sino nuestra relación con estos. Esos patrones son los que nos confunden, donde nace un nudo que parece que no podemos desanudar, y comienza la división de “yo y el otro/otros”.
Con lo que aparentemente mis intereses y los del otro están en conflicto, entonces me encuentro ante una encrucijada en la que tengo que elegir.
¿Es esto realmente así? o sencillamente ¿nos hemos confundido?
Cuando nos vivimos desde la autenticidad y presencia no existe la sensación de dar mi brazo a torcer, de ceder o de hacer malabares para que todo esté en armonía. “Encajar por el bien común o para que haya armonía” no tiene sentido dese esta mirada.
La confianza en nuestro criterio interno, esta intuición que late dentro de cada ser es decisiva a nivel filosófico, a nivel existencial.
La importancia de saber que contamos con una guía íntima, una voz, un sentir; que en cada uno de nosotros hay una instancia que tiene el sabor de lo que está BIEN.
El guía interno que siempre sabe lo que es bueno para nosotros, la verdad sobre nosotros. Que se expresa a través de un sentir profundo, del sentido del Bien, de la Belleza, o de la Verdad. Estos términos es importante que no los reduzcas al uso cotidiano de la vida sino que se refiere a su aspecto y cualidad más absoluta.
¿y por qué sentido?
Porque hay un factor de inmediatez. La experiencia del Bien no es meramente pensando, ,es un Sentir; no el sentir de los sentimientos subjetivos; sino un sentir profundo,
Si yo veo que alguien está destruyendo la naturaleza de forma gratuita, o una obra de arte , hay en mí algo que me va a decir…NO: eso es un valor, eso no puede ser así.
Hay un saber en mí que sabe el BIEN, no porque lo razone sino que hay un reconocimiento inmediato que me hace notar que eso es Bien o no, o la experiencia de la Belleza, o de la Verdad.
Podremos argumentar sobre algo y racionalizarlo, pero es muy diferente a cuando VEO algo, y tengo la experiencia. Tal vez he ido intelectualizando pero de pronto lo integro, lo capto, es una experiencia directa, como lo que llamarían pramanas en los Yoga Sutras.
Lo que ocurre en muchas ocasiones es que infravaloramos nuestro criterio, con lo que como no confíamos en una misma/o suele ocurrir que me “dejo llevar” por evitar conflicto, o impongo “mi verdad” de forma hostil porque no tengo la confianza plena y en caso de que me pongan en duda no doy opción a ello, sino que “yo tengo razón”; en ambos casos con estos ejemplos vemos una desconexión con nuestro criterio.
Una desconexión con mi propio sentir lo cual nos hace mostrarnos como rígidas, o con complejo de inferioridad o de complaciencia, por poner algunos ejemplos.
Estas son algunas dificultades que aparecen cuando no consigo contactar con este criterio profundo, o concepción errada del criterio.
En conclusión, la mirada no la pondría tanto en cómo encajar para que nada se desmonte, sino en por qué tengo que poner energía en que nada se desmonte, ¿qué emociones y situaciones me resultan tan incómodas que estoy evitando? ¿qué sería entonces fluir ante la vida sin renunciar a una misma?
Kant decía que pensar por nosotros mismos, es situar a la razón como el criterio supremo de la verdad. El concepto de Razón de Kant se ha desvirtuado, a día de hoy, con nuestra razón no se refiere a la mente pensante o el plano intelectual sin más, sino que se refiere a la razón como el CONOCIMIENTO (con mayúsculas, como sabiduría inteligente que hay en nosotros).