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Lo primero que aparece son imágenes correlativas de niños entre 9 y 15 años, chicos “danzantes”, ya que se les ve bailando una danza concreta que se les enseña y educa desde que son elegidos para ello.

 

Nos ubicamos, estamos en Afganistán, me da igual si el norte o el sur, si en la capital o en un pueblo de 1000 habitantes, parece ser que en la actualidad esta práctica se ha expandido y va contaminando al país entero.

Primera justificación: escasez de mujeres

Segunda justificación: se les ofrece una vida mejor

 

Eso no son justificaciones, son argumentos que sus mentes buscan para poder vivir con el peso de ser pederastas consentidos.

El rito originariamente llamado el Bacha Bereesh: literalmente niños sin barba, comienza cuando el niño es seleccionado por su belleza y su arte para poder bailar para un hombre de poder (ricos mercaderes o señores de la guerra) que lo compra a los padres para su disfrute personal.

Los padres lo venden con la por supuesto “loable” excusa de que están en la miseria y el poderoso hombre les otorgará a Don dinero.

Una vez comprados, el poderoso hombre tiene todo el derecho sobre el niño, sobre su VIDA.

El único y fatal objetivo es el de usarlos para sus diversiones más íntimas y horribles.

Los hombres poderosos organizan fiestas a las que, obviamente, sólo otros hombres están invitados. Se sientan formando un círculo y el niño vestido con ropas de mujer, con velos, faldas, ropas holgadas, han de bailar dentro de ese círculo y así comienza la Danza.

En cuanto el niño ha sido mostrado, el poderoso hombre orgulloso por su adquisición se lleva al niño y lo penetra para conseguir su buscado placer. 

El niño no tienen ni tendrá opción de escoger o dejar esa vida, ya que su familia y su dueño son los que tienen autoridad sobre él; aunque una vez vendido la familia no tiene ningún tipo de poder más el de reclamar a Don dinero.

Claro está que en este negocio la madre no tiene opinión ninguna, sino que los hombres de la familia son los que planean la vida del pequeño.

Si alguno de estos niños decide escapar lo tiene bien jodido ya que es buscado hasta dar con él, violarlo y matarlo.

En cambio, ironías de la mente, hay niños que se terminan convirtiendo en lo mismo en lo que sus amos fueron, continuando así con esa tradición y llegándola a normalizar en su entorno.

Por ello,  el único término que se me ocurre para denominar a los amos y a sus discípulos es el de: Monstruos, una escuela monstruosa en la que se crean Monstruos.

Lo llamativo fue, para mi sobre todo, el hecho de que estos hombres homófobos se acuesten (perdón es un término demasiado suave), abusen sexualmente de estos otros “hombrecitos”, cuando para esta cultura la homosexualidad es un pecado tan grave como el adulterio y el cual justificaría una lapidación a la mujer en cambio al hombre tal vez, y sólo tal vez unos mesecitos de cárcel.

Una vez más la religión forma parte de los desastres causados por los hombres a los hombres.

 

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