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He estado durante cuatro meses pinchándome penicilina (¡y no tengo adicción! bajo receta médica).

Para comenzar os contaré que la penicilina duele mucho (no exagero sino consultad con un enfermero/a) y por tanto depende de cómo la pinchen pues te ayudan a que sea más agradable o más doloroso aún.

La primera vez que me tuve que pinchar, estaba bastante asustada, a pesar de que me han pinchado muchas veces me siguen dando pánico las agujas, prefiero no verlas, y mucho menos sentirlas.

Llegué a la clínica y aprovechando que tenía consulta con otro médico le pregunté si me la podía poner él (ya que es una persona que conozco desde hace años y me da mucha confianza); muy amable aceptó al instante. Al ponerme tan nerviosa tiendo a hablar muchísimo, prefiero no ver las agujas y demás utensilios que se utilizan, siempre prefiero que me acuesten (por si me mareo y porque soy más manejable, me pueden sujetar mejor); pero esta vez el médico me propuso que la mejor postura para el tan doloroso pinchazo, sería apoyada en la camilla por los brazos, ofreciéndole mi espalda y mis asustadas nalgas el mejor ángulo para la aguja.

Confiando plenamente en el doctor, me puse tímidamente en esa postura, sin dejar de hablar por supuesto. Yo le pedía que me dijese el tiempo restante, si quedaban 40, 30 0 10 segundos (lo sigo haciendo). Él me ignoraba un poco, y entonces sentí el líquido entrando en mi cuerpo, provocando un dolor incómodo, y de pronto paró, el doctor había sacado la aguja.

Yo pensé: genial, ya esta! Y él contesta: lo siento pero estás tensa, y has puesto el culete duro expulsando así la aguja, tengo que volver a pincharte e introducir el resto del líquido.

Yo con el culo ya medio dolorido, no me quedaba más que seguir, ya lo había empezado y quedarme a medias no tenía ningún sentido; incluso no confiando demasiado en la actuación de esta medicina en mi cuerpo. Así que él prosiguió y estuve 30 minutos sin poder caminar, no me sentía la parte inferior de la columna, me dolió la hostia!

Al mes siguiente, llegué de nuevo a esa misma clínica, pero esta vez me atendió una enfermera, al principio desconfié ya que tenía la misma edad que yo, y sabiendo lo que duelen estos pinchazos prefería que me pinchase alguien con más experiencia. Pues afortunadamente me equivoqué, la chic

a me lo hizo tan dulcemente, me acostó boca abajo, me hablaba de vez en cuando, mi abuelita estaba conmigo y me cogía de la mano para calmarme, y no hizo ni falta, no me hizo prácticamente daño.

Así que tomando como referencia este última inyección, pensé que si me relajaba las próximas veces serían como esta, con un dolor soportable.

Llegó el tercer mes, pero esta vez ya estaba en Finlandia, así que me tocaba ir a una clínica en el país del frío.

Me acerqué a la recepción y la misma persona que me tomaba los datos me dijo ser enfermera y que ella misma me pincharía, era una mujer de unos 50 años, por tanto supuse que tenía experiencia, de hecho ¡no lo supuse! Se lo pregunté: ¿Y usted ha pinchado alguna vez Penicilina???

Mezclando finés con inglés (de finés no tengo ni idea), me dio a entender que sí, que tenía 20 años de experiencia y que por supuesto sabía como hacerlo.

Esta vez también iba acompañada. Entonces me acosté en la camilla boca abajo poniéndome en la postura más cómoda para ambas. Ella comenzó a introducirme la aguja y no salía nada de líquido, así que le propuse que porque no utilizaba una aguja de más milímetros…?¿ coño ella era la enferma debería saberlo!!

Bueno, pues cambió de aguja y se puso de nuevo manos a la obra…y ¡qué desastre! Introdujo la aguja, presionó…y de pronto la habitación, mi acompañante, la enfermera y yo estábamos todos llenos de penicilina, la aguja rota, y la mitad metida en mi pobrecito culo y la otra mitad en la mano de la enfermera!!!!

Yo como soy poco nerviosa, me puse a llorar (ya sé que es ridículo, pero a nadie le gusta tener media aguja metida en el culo y encima sin la medicina dentro de ti que es donde debería estar en vez de estar esparcida por la habitación). La enfermera abochornada, no paraba de pedirme perdón…yo entre asustada y algo enfadada pero teniendo en cuenta que es una persona y se puede equivocar, como todos, pues intenté ser lo más comprensiva posible, eso sí le dije que ella a mí no me pinchaba más.

Después de dos horas esperando, me dicen: hemos buscado la medicación pero resulta que no tenemos; yo con mi cara a cuadros les dije: Pues buscad más! Porque por si no lo sabéis me tengo que pinchar días exactos, y sois vosotros los responsables de lo que ha sucedido (además de que en Finlandia con receta médica de España no me daban más dosis, así que tenían que proporcionármela ellos si o si)

Finalmente la encontraron…qué casualidad no? Sólo hay que meter un poco de presión…

Entonces, otra enfermera vino a pincharme, con mi culito ya dolorido, todo fue más o menos bien.

Ante este mal episodio, mis ganas de volverme a pinchar eran Nulas.

Aunque esta última vez me tocó cuando fui a España a un viaje relámpago…para hacer los exámenes de filosofía. Al menos la gente hablaría español!

La última inyección decidí que tenía que acudir yo solita a la clínica y superar mis miedos, después de todo mi experiencia en España con la enfermera anterior había sido buena. Pero la enfermera que me pinchó no estaba, así que me adjudicaron a otra. A esta chica, le expliqué lo que me había sucedido las veces anteriores, para que tuviera en cuenta que tenía que ser delicada y tener un poco de paciencia conmigo.

No sirvió de nada, la enfermera hizo lo que le vino en gana. Con prisas y sin miramientos, me dijo: venga que no tenemos todo el día, acuéstate.

Empezó el proceso como todos los anteriores, y como no, para variar me mete la aguja hasta el fondo de golpe (y con mala hostia, que lo sentí) y empieza a inyectar el líquido, pero éste no salía….Yo no me lo podía creer…en serio la mala suerte no existe, pero personas incompetentes sÍ! Le pregunto que si ella había utilizado antes este medicamento, y me dice que no, entonces le sugiero que vaya a preguntar para ver que había sucedido y no me hiciese pasar repetidas veces por ese pequeño calvario…(teniendo en cuenta que la templanza no es una de mis virtudes, he de decir a mi favor que me contuve, que no le grité ni le acusé de nada, fui cordial y la dejé proseguir..)

Cambió de nuevo a una aguja más gruesa, y mira que se lo dije desde el principio…¡es que nadie tiene en cuenta los milímetros, que la penicilina viene en polvo y hay que disolverla muy bien, y además utilizar una aguja adecuada!

Pues prosiguiendo, la enfermerita, me metió la agujita tan sumamente rápido, como si fuera un cuchillo, paf, y todo el líquido de golpe (no se hace así sino poco a poco)!!! hacía tiempo que algo no me dolía tiempo, no pude evitar dejar correr mis lágrimas y mirarla con rabia e impotencia muy justificadas.

Esto podría ser una perfecta crítica a los enfermeros/as, pero me parece injusto generalizar, aunque mi experiencia me dice que 3 de 4 veces fueron mal, aún así por respeto a la profesión otorgaré el beneficio de la duda.

Mi culo ya está perfectamente, y no se si será la penicilina o el frío que mata los virus pero yo no me he puesto enferma en todo el invierno. =)

PD: mis pinchazos no tuvieron nada de erótico…

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