Hace ya algún tiempo leí una historia, un libro, una biografía llamada Walden. Cuyo protagonista y escritor es el mismo: Henry David Thoreau.

Desde el primer momento que este manuscrito cayó en mis manos, supe que tendría un significado especial en mi vida, además de cierta influencia en mi pensamiento. Thoreau vivió durante dos años en medio de los bosques, en una cabaña que él mismo construyó. Su obra se centra en la búsqueda de una “vida con principios”, principios que se convertirán en los criterios de cómo debe ser vivida una vida, una vida unida a la honradez, una vida que explora, investiga, estudia y desea comprender la Naturaleza.

“Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentarme sólo a los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, y para no descubrir, cuando tuviera que morir, que no había vivido. No quería vivir lo que no fuera la vida, pues vivir es caro, ni quería practicar la resignación a menos que fuera completamente necesario.”

Sobre La Soledad..su personal visión, en la que hace hincapié en la necesidad e importancia de estar solo. Incluso considera saludable estar solo la mayor parte del tiempo, indicando que no ha encontrado un compañero más sociable que la propia Soledad.

“Al pensar nos ponemos con sensatez a nuestro lado. Por un esfuerzo consciente del espíritu podemos permanecer a distancia de las acciones y sus consecuencias, y todas las cosas buenas y malas, pasarán junto a nosotros como un torrente. No estamos implicados por completo en la naturaleza. Puedo ser el leño arrastrado por la corriente o Indra, que lo mira desde el cielo. Puede afectarme un espectáculo teatral, pero puede no afectarme un hecho real que parezca concernirme en mayor medida. Sólo me conozco a mí mismo como una entidad humana, la escena, por así decirlo, de pensamientos y afectos, y soy consciente de cierta duplicidad por la que permanezco tan lejos de mí como de otro. Por intensa que sea mi experiencia, soy consciente de la presencia y de la crítica de una parte de mi ser, la cual, digámoslo así, no es parte de mí, sino un espectador que no comparte la experiencia, pero toma nota de ella, y que no es más yo que tú. Cuando acaba la obra, que acaso es la tragedia, de la vida, el espectador sigue su camino. En lo que le concierne, era una especie de ficción, un mero producto de la imaginación. Esta duplicidad nos convierte a veces, fácilmente, en pobres vecinos y amigos.”

No me queda más que añadir una de las más maravillosas frases que queda grabada por este gran, y sin pretensiones de serlo, Filósofo.

«Rather than love, than money, than famegive me truth» –> «En vez de amor, dinero o fama, dame la verdad»

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