Se acerca el final de mi estancia en Nepal, un tumulto de sensaciones galopan a mi alrededor haciendo que camine hacia delante.

La vida puede verse desde muchas perspectivas, una desde la que me gusta observarla y plantearme cuestiones es verla como una carrera.
Cada día sales a correr los mismos kilómetros pero de lo que se trata es de mejorar el tiempo en el que lo realizas, en mejorar el rendimiento, hacer más fuertes y resistentes tus músculos.
Si no mejoras cada día en algo, mínimo que sea, en algún detalle o si cabe en algo realmente grande, ¿para qué correr la misma distancia? ¿Para qué seguir corriendo, de hecho? Muere si no eres capaz de romper tus límites o al menos esforzarte por hacerlo.

Esta reflexión viene a mí tras haberme enfrentado a situaciones peligrosas, duras o dolorosas, lo que llamamos “cosas grandes y gordas”, y al mismo tiempo que un simple organismo pueda producir en mí un pánico incontrolable.
El pánico paraliza, transforma el ser en un ser incoherente. El ser más lúcido ante un ataque de pánico pierde la cordura y ante ello pierde todo.

A ese TODO lo podemos asociar a un número: 1. Completo, Respeto, Grande, Mejor.
A la NADA le podemos asociar otro número: 0. Incompleto, Destrucción, Ínfimo, Peor.

El universo puede aparentemente expresarse en números al igual que utilizamos las palabras. Aún así curiosamente el número 0 (excepto en el álgebra más básico) no es realmente utilizado, por ejemplo no empleamos el siglo 0.
¿Qué queda entre 0 y 1?
Ser o no ser, finito o infinito, existir o no hacerlo.
Qué sentido pues tiene la vida sino nos envolvemos con la naturaleza, si no tratamos de comprender como funcionan las cosas, de dónde vienen o por qué actúan de distintas formas.
0 y 1 son indicativos de valores que el ser humano otorga, que no son válidos en la naturaleza. La naturaleza no es buena o mala, no es justa o injusta.
Aunque ésta destruye por instinto, necesidad, “naturaleza” es algo “natural”.
Siempre crea algo diferente al paso que destruye, como convertir en más fuertes a los organismos que sobreviven durante la destrucción.

También lo podemos llamar Cambio, evolución.
La posibilidad de que las personas cambien es muy alta, al contrario la probabilidad es realmente baja, frustrante pero cierto.
Yo creo en la conversión, creo en el cambio porque creo en Mi continuo crecimiento personal, y a poder ser de los que se cruzan en mi camino.

A pesar de que se cierra una etapa increíble en mi vida con todas las connotaciones que esta palabra conlleva: sorpresa y decepción; siguen abriéndose puertas y caminos sorprendentes.
Por ello estoy deseosa de experimentar lo que descubriré en mi próxima parada: India.
Ahora ya no voy como cooperante o voluntaria, ahora me toca ir de vagamundo, de viajera, de exploradora, de Filósofa.

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