fbpx

Tú decisión siempre ha sido y será la correcta. Aún cuando pienses que te has equivocado, era siempre la correcta.

 

“Es absurdo condenar la Ignorancia pasada desde la sabiduría presente” 

Pablo d’ors

 

 

En una consulta de asesoramiento filosófico (terapia desde un marco filosófico), le preguntaba a una asesorada

 

¿y Cuál es entonces el camino correcto?

 

Es decir, esa pregunta implicaba que hubiese una respuesta correcta. Que hay un camino correcto y otro erróneo. Algo que está bien y algo que está mal.

 

Indagamos más allá y vimos que se asentaba sobre una creencia muy potente:

 

“Hay una única manera de hacer las cosas”

 

Seguimos la sesión navegando hacia el horizonte donde nos esperaban los juicios:

 

¿Qué es lo que está bien? ¿qué es lo que tengo que hacer?

 

Como si hubiese fuera de una misma un criterio que define lo que está bien, preestablecido de ante mano.

Ella continuaba emitiendo sus pensamientos, sus juicios que se asentaban sólidamente en esa creencia limitante:

 

“Si no sigues ese camino, va a traer consecuencias no deseables. 

Es equivocarte salirte del Camino”.

 

La realidad es que en muchas ocasiones tendremos dudas; a menudo no tendremos certezas absolutas sobre el camino que debemos seguir. De hecho, probablemente se trataría de una ilusión el esperar tener siempre certezas en este aspecto. Sin embargo, aunque no siempre tengamos la certeza, la dirección a seguir será aquella que defina nuestro querer más profundo. Incluso si posteriormente descubrimos que la dirección que hemos tomado no nos llevó hacia la dirección y lugar deseados. A lo largo de este camino, vas descubriendo que hay alegrías menores y parciales que a veces impiden la manifestación de alegrías más elevadas. También descubrimos que la búsqueda de gratificación inmediata puede traer placer, que es una forma de alegría, pero si se convierte en un modo de vida, impide que surjan alegrías más profundas, como aquellas que provienen de hacer una contribución significativa, lo cual requiere que tengamos desarrollado la disciplina y la capacidad de postergar la gratificación.

 

Notaremos que hay actividades que, en momentos, pueden ser retadoras y arduas, pero que nos permiten movilizar lo mejor de nosotras y nos proporcionan una satisfacción profunda a medio plazo.

Y haremos un descubrimiento aún más grandioso que en la huida del dolor no hay alegría, pero que aceptar el dolor nos brinda mucha más alegría y fortaleza.

 

En este camino, por lo tanto, experimentaremos una purificación de nuestro querer, iremos filtrando e hilando cada vez mejor. Aprenderemos a discernir cada vez mejor cuál es nuestro deseo más auténtico; estaremos cada vez más en contacto con él. Nuestra comprensión de la alegría también se volverá más profunda y genuina. Pero nuestra guía siempre será nuestra inclinación más íntima. Y por ello equivocarnos es una suerte de regalo. Por ello no hay un camino correcto o incorrecto.

 

Gracias a que nos equivocamos nuestro criterio se ha afinado – vivir con sinceridad, cometer errores sin estar en modo corrección sino en modo descubrimiento para vivir desde la pasión.

 

 

Este camino exige una gran independencia y coraje. Requiere abandonar la necesidad de aprobación. No es posible emprenderlo desde el rol del personaje que busca aceptación, que trata de encajar, que se esfuerza por complacer, ser bien visto, cumple con las expectativas de los demás o del propio yo-ideal. A veces, no son los caminos aceptados socialmente, pero tenemos la osadía de seguir avanzando ya que es lo único que tiene sentido para nosotros.
Requiere liberarnos de la creencia de que otros saben lo que es el camino correcto para nuestra vida.
Sobre todas las cosas, requiere un profundo y sagrado respeto por el impulso que surge en nosotros cuando vivimos conscientemente y conectamos con nuestro ser real, con nuestra esencia. Y, finalmente, implica comprender que no hay tarea más importante que ser auténticos; que nuestra única tarea es desarrollar el potencial que ya existe de forma innata en nuestro interior.
Podemos ver que como decía Pablo d’Ors “Es absurdo condenar la Ignorancia pasada desde la sabiduría presente” tiene todo el sentido.
¿Cómo vamos a condenarnos por tomar cualquier decisión?
Hemos tomado siempre la mejor decisión con lo que sabíamos en ese momento; no sólo a nivel informativo, sino lo sabios que éramos en ese momento dado.
Lo que nos queda es afinar nuestro instrumento y así poder tocar cada vez con más armonía la sintonía de la Vida.

 

A partir de Septiembre se abren cupos para Asesoramiento filosóficos privados y Mentoría. Si es de tu interés, no dudes en contactar a info@elreinodenita.com o contestar a este mail.

X