La importancia de la alineación en Yoga no es mero capricho, sino que al contrario, es el fundamento de una práctica segura y sana que te permite fortalecer, recuperar movilidad y

prevenir lesiones.

En los últimos años he tenido la oportunidad de estudiar con distintos profesores que son fieles al método Ashtanga pero algunos de ellos también han estudiado antes Hatha e Iyengar. Lo cual no es muy común en el mundo Ashtangi, y gracias a ello soy una obsesa de la alineación, correcciones y modificaciones en las posiciones. Yo coincido con la mayor parte de la filosofía Ashtanga (aunque hay ciertos puntos que no sigo a la hora de dar clase precisamente por la delicadeza de la que hablamos), cabe añadir que Mysore -hablaré en otro post de esto- es mi práctica más habitural.

En una práctica lenta es más “fácil” prestar atención a todos los elementos que envuelven el movimiento: respiración, precisión, sincronización, equilibrio, fluídez, etc.

En cambio, cuando la práctica es más dinámica todos estos elementos, a menos que el cuerpo ya esté educado y haya aprendido ciertos movimientos y posiciones, pueden suponer una dificultad convirtiéndose en una práctica aarriesgada y con la necesidad de una toma de consciencia de tu cuerpo mucho mayor.

Como presentaba en los párrafos anteriores la alineación es tan fundamental como el hecho de sentirnos cómodos en una postura.

Lo primero que tenemos que eliminar de nuestra mente es el mito de que en Yoga, o en cualquier otro ejercicio, el dolor hay que soportarlo, o que es algo positivo.

Hay que ser muy riguroso con la línea que separa incomodidad y dolor.

La incomodidad se puede deber a que es la primera vez que realizas esa posición en tu vida, a que los músculos o ligamentos alrededor son muy fuertes pero poco flexibles, a que incluso ese día tu energía sea particularmente baja y no tengas la concentración requerida para esa práctica o pose.

Por otro lado, el dolor es un signo de que algo va mal. Tu cuerpo te está diciendo: “Por favor, obsérvarme”; “Explórame, sácame de esta postura o minimiza la intensidad”;“No estoy preparado para esto”. Y forzar en estos casos es lo menos inteligente que podemos hacer.

En ese instante es donde nuestra consciencia es la protagonista, debemos escucharnos y para ello debemos prestar atención a los movimientos, a la respiración, y a la activación de todos los músculos envueltos y necesarios para la ejecución apropiada de la pose/asana.

Al contrario que algunos practicantes de Yoga que creen en un sólo método como el único y adecuado, yo creo que debemos sentirnos afortunados por tener disciplinas tan variadas de Yoga y que pueden amoldarse a distintos tipos de personas, caracter y problemas.

Yo siempre digo que hay tantos tipos de Yoga como personas, a pesar de que a priori muchos métodos parecen encasillados, a mi parecer la flexibilidad y adaptación al estudiante es algo vital para una práctica sana.

Wheel Pose

¿Dónde quiero llegar con toda esta información y percepción personal?

Quiero alumbrar en el camino de concepciones erróneas, negativas o perjudiciales en la práctica de Yoga. Yo creo en Yoga como un sendero de sanación física, mental-espiritual, y emocional.

Muchas personas me preguntan o me dicen: que bien no pueden practicar porque su médico le ha dicho que se rinda que nunca más podrá hacer ningún tipo de ejercicio u otros que tienen miedo de practicar porque han oído que las personas se lesionan, entre otras concepciones o comentarios.

¿Acaso la realización de cualquier tipo de movimiento físico desde correr, nadar o hacer yoga no puede resultar en una lesión?

Una mala pisada corriendo durante meses puede lidiar en una lesión que requiera operación, y una postura mal realizada en yoga o con una explicación errónea puede lidiar a exactamente lo mismo.

Entonces, vamos a dejar de culpar a los médicos porque tachen ciertas prácticas como prohibidas y se atrevan a decir que una persona no se va a recuperar nunca. Vamos a dejar de culpar a los profesores (aunque en algunos casos sean los que no están bien formados). Vamos a dejar de culpar a cualquiera, incluso nosotros mismos.

Y vamos a hacer algo mucho más efectivo y positivo: tomar consciencia.

Cuando tomas consciencia de tu cuerpo, cuando conoces tu ser, cuando inviertes tiempo en escucharte, en respirar y explorarte, la posibilidad de recuperar algo perdido aumenta considerablemente.

Atrévete a superar los límites que alguien te ha dicho qué tienes y que es irrecuperable. Aprende a conocer tu cuerpo. Déjate guiar pero permítete ser el que toma la decisión final de realizar una postura, profundizar en ella o escoger una variación/modificación; en caso de que tu profesor no la provea siéntete totalmente libre de pedirla, no hay nada de vergonzoso en ello, al contrario esa es la forma de Amar tu ser y sanar tu cuerpo. Decide cuando es suficiente, y cuando dudar, ya que todos somos seres humanos y la duda sin juicios sino desde la humildad puede beneficiarnos y hacernos aprender a todos.

He visto tantos casos en los que las personas se han recuperado de lesiones, en los que han sido capaces de prevenir problemas y simplemente se han sentido mucho mejor logrando cosas de las que creían que eran incapaces que no me queda más que animarte a que explores este maravilloso Sendero en el que hay lugar para cualquier individuo.

No olvides que una correcta alineación (¡y no búsqueda de perfección desde mi punto de vista!) junto con “awareness” (toma de consciencia) son ingredientes que te servirán para toda una vida de práctica segura y saludable.

Un abrazo lleno de luz para alumbrar tu camino.

#Amayoga.

Nita

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